Ahorrar resulta indispensable como primer paso para alcanzar tus metas a lo largo de la vida. Sin embargo, es la inversión lo que realmente marca la diferencia en el medio y largo plazo: en primer lugar, porque es la única vía para evitar la pérdida del poder adquisitivo de tu dinero, y en segundo lugar porque se crean las circunstancias para que tu dinero trabaje por sí solo y se multiplique con el paso del tiempo.

Para que este cambio de ahorrador a inversor se lleve a cabo con éxito, es necesario un buen análisis de tus objetivos, segmentar tu ahorro (y capacidad de ahorro) en base a estos, establecer los horizontes temporales de inversión adecuados y, muy importante, identificar tu tolerancia al riesgo.

Por lo que se refiere a este último punto, es oportuno destacar que el mercado financiero ofrece productos o vehículos de inversión aptos para todo tipo de inversores.

Evolución histórica de los principales activos de inversión

Ibbotson® SBBI® Acciones, Bonos, Letras, e Inflación 1926–2015

Fuente: Morningstar, con datos extraídos de los índices Ibbotson.

Nota: Rentabilidades pasadas no son garantía de resultados futuros. El gráfico representa el valor hipotético de $1 invertido a principios de 1926. Se considera que los beneficios son reinvertidos, mientras que no se contemplan gastos de transacción ni impuestos.

Históricamente, la renta variable (acciones) ha generado mucha rentabilidad a largo plazo, si bien también está sujeta a importantes fluctuaciones. Seguidamente, la renta fija (bonos empresariales o del Estado) tiene menos potencial de rentabilidad, pero su riesgo (cambios en su valor) es menor. Finalmente, los activos monetarios (letras o bonos con vencimiento inferior a 18 meses) se limitan a compensar la inflación y son muy estables en el tiempo.

Así pues, para aquellas inversiones a muy largo plazo (como puede ser el ahorro para la jubilación) es recomendable que estés en mayor o menor medida expuesto a la renta variable. Además, la diversificación (no concentrar las inversiones a un país/sector concreto) y las estrategias de entrada al mercado ayudan a mitigar adicionalmente el riesgo de este tipo de activo.

A pesar de todo lo expuesto anteriormente, cuando analizamos la realidad de nuestra sociedad seguimos encontrándonos con el temor de muchos ahorradores a invertir por miedo a perder su dinero. Y es que, a su vez, se olvidan del efecto silencioso de la inflación, que va erosionando el poder adquisitivo de sus ahorros.

Teniendo en cuenta que podría ser tu caso, permítenos que te recordemos que, así como antes hablábamos de diferentes alternativas de inversión según el nivel de riesgo que se quiera asumir, también existen productos de inversión que garantizan tu capital (si bien a expensas de un periodo determinado de iliquidez o una rentabilidad comedida).

Con todo, concluimos que no tiene sentido desvincularse por completo del mundo de la inversión, independientemente de tus miedos, objetivos y capacidad de ahorro.